Testamento está integrado por una centena de poemas distribuidos en cinco partes, cada una de las cuales está marcada por un periplo creativo-circunstancial particular y definido.
Esta selección no tan sólo pasa revista sobre una obra dispersa en 29 cuadernos originales y una serie de ‘experimentos antológicos’, sino que, además, se convirtió en un ejercicio creativo que arrojó nueva luz sobre la propia poética, una que continuamente configura sus elementos esenciales y metáforas fundamentales en un dinámica transmutación. Y darle perfil definitivo a Testamento en este momento particular, cuando cierro un ciclo e inicio otro, lo hace más significativo. Nada se pierde, todo se transforma.