Que el terapeuta se hace en el aula queda totalmente desvirtuado en este libro. Es necesario adentrarse en la mente de las personas, durante mucho tiempo, para empezar a entender la compleja y delicada labor a realizar. Es entonces cuando el terapeuta descubre que en el proceso él mismo ha cambiado, que su enriquecimiento personal está asociado al ejercicio de su profesión, a las decepciones y a los sinsabores así como a los momentos de triunfo y satisfacción que esta actividad depara a quien la ejerce con honestidad y auténtico deseo de ayudar a sus consultantes.
Augusto Pérez Gómez habla de su experiencia, de dificultades, malos entendidos, éxitos, fracasos, sorpresas y equivocaciones que experimentó a lo largo de sus 30 años como terapeuta, con la idea de que sirvan de guía y orientación a los estudiantes de Psicología y otras profesiones afines, así como a terapeutas que se interesen en conocer otras experiencias.
En esta, la segunda edición de Ser terapeuta, se incluye un capítulo sobre la interpretación con enfoque académico, que complementa la obra.