Pocos autores han gozado de una vejez tan fecunda como el gran Lope de Vega, que fue capaz de transformar las tormentas con que le azotaba la fortuna en obras de gran brillantez literaria, y también profundas y conmovedoras. Gran parte de los versos de estos últimos años de vida fueron romances: los de La Filomena, La Circe, La Dorotea, las Rimas de Tomé de Burguillos y los que llevaba en los bolsillos de su sotana, y que no llegaron a imprimirse.
Entre ellos encontramos algunos de los mejores romances de su producción, e incluso de la literatura española. Se caracterizan por un intimismo sin precedentes, así como por un ritmo hechizante, de paseo contemplativo. Lo apreciamos en el ciclo de las «selvas», en las «barquillas» y en el inmortal «A mis soledades voy, / de mis soledades vengo». Este volumen es la primera edición crítica conjunta de estos romances, algunos inéditos.