Ahora que tú y yo somos profesores, quiero compartirte estas historias, pues en la narración de la experiencia escolar está la clave del misterio de nuestro saber. Si nunca olvidíaramos cómo aprendimos, cuánto nos castigaron, cómo fue el cariño de nuestros padres y cuáles eventos marcaron nuestro destino, educarámos mejor. Si entendiéramos que aprender es olvidar y que enseñar es narrar, nos evitarámos tantos dolores de cabeza y podríamos encontrar mayor placer en lo que sabemos.
Saber es volver sobre lo que conocemos y toda experiencia es saber pues encierra un conocimiento. Ahora bien, antes de iniciar mis reflexiones te escribo en este trozo de papel la siguiente frase: ser profesor es acordarse siempre del pasado escolar, y ser pedagogos es no olvidar que nuestro mayor desafío reside en la dificultad para aprender de nuestros alumnos.