A través de un divertido diálogo con su hija, el artista David Pintor relata algunas de las muchas y estrafalarias aficiones que pueden hacer soñar a las niñas.
Cualquier persona que haya tenido una hija sabe que, tarde o temprano, recibirá preguntas como: «Papá, ¿el rosa es un color de niñas?»
A mí me tocó responderla, y no fue nada fácil, teniendo en cuenta que cada vez que entrábamos en una tienda de juguetes, estaba clarísimo cuál era el pasillo «de las niñas»: justo, el rosa.
A partir de ese tipo de preguntas nació este libro. En él, he querido hablar de los estereotipos de género con el mejor instrumento que se me ocurre: el humor.