La meditación mindfulness está convirtiéndose en una práctica cada vez más habitual. Al mismo tiempo, el trauma sigue siendo una realidad, la mayoría de nosotros experimentaremos, en algún momento de nuestra vida, un acontecimiento traumático y más del 20% desarrollaremos un estrés postraumático. Esto parece algo positivo, porque el trauma provoca estrés y el mindfulness es una herramienta destinada precisamente a reducir el estrés. Pero la realidad no es tan sencilla.
Basándose en una década de investigación y experiencia clínica, Treleaven afirma que, practicada sin una conciencia del trauma, la meditación mindfulness puede exacerbar los síntomas del estrés traumático y llevar a los supervivientes a experimentar flashbacks, disociación y hasta una retraumatización. ¿Cómo podemos minimizar los peligros del mindfulness para los supervivientes, sin dejar de disfrutar de sus importantes beneficios?