Tres puertas se entreaban, permitiendo la entrada a un mundo íntimo, donde el diálogo interior comulga con el entrono natural en sus más elevadas dimensiones, creando un misticismo que merodea por cada página.
En ese rebuscar entre los propósitos para encontrar significados y poder abrazar verdades, la autora envuelve a todos en sus anecdóticos relatos; llevándolos de la mano en un proceso reflecivo que pretende motivar a cada uno a internarse en sus recónditos espacios.
Invita a valorar la vida, la creación, a cada ser humano.