Convierte en asequible la lectura labial, meta que puede provocar grandes desalientos si no se sabe “cómo” realizarla y cómo enseñarla.
El contenido no tiene desperdicio. En el libro está el germen de nuevas conquistas en el terreno que afronta. La larga historia de la educación de sordos -con raíces que no pueden olvidarse en la Escuela Española de Sordomudos que supo aportar el “método para enseñar a los sordomudos a entender el habla con la vista de la varia configuración de los órganos vocales de los que hablan”- la conoce muy bien el autor. Le dedica algunas páginas que no pretenden ser un alarde de erudición.
Con ello ofrece un respaldo y unas bases para recuperar la lectura labial que constituye el contenido de su obra.
Esa larga historia -cuajada de nombres y realidades que recupera para conocimiento de los nuevos profesores y recuerdo de los más antiguos- respalda cuanto él practica: ejercicios y actividades para entrenar la comprensión labiolectora en la educación infantil, la comprensión labiolectora en los escolares sordos, los sordos postlocutivos y la lectura labial, programas de entrenamiento en comprensión labiolectora en la escuela y para sordos postlocutivos… todo ello encaminado hacia una comprensión total de la lectura labial.