Estas páginas presentan las tareas, el trabajo del duelo, de naturaleza espiritual.
Cuando hablamos de espiritualidad, nos referimos a esa dimensión inherente a todo ser humano, que no se agota en la religiosidad.
Para describir las tareas espirituales del duelo, miramos al pasado e identificamos la de recordar sanamente y perdonar lo que esté pendiente, llegando a agradecer la vida compartida y los dones de la persona querida.
En el presente, tenemos la tarea de celebrar y ritualizar, gestionando las preguntas por el sentido, realizando ritos individuales y comunitarios que humanicen. También consideramos la importancia de aceptar sanamente la herencia y el legado del fallecido.
En el futuro identificamos la tarea de cultivar el dinamismo de la esperanza y el trabajo de salir de sí y pensar y vivir en clave solidaria y creativa, para poder atravesar el duelo en clave resiliente. El trabajo del duelo es una tarea ética.