La ocupación en el ser humano puede resultar determinante en el proceso de mejoría y recuperación de la salud. Para ello, en el caso de las personas que tienen problemas por el uso de drogas, se ha de realizar una reorganización de tareas y actividades que puede suponer el abandono del patrón disfuncional ocupacional anterior, asociado al consumo de drogas, y la incorporación de un nuevo perfil ocupacional saludable. De este modo se mejora la resiliencia y se generan roles para una identidad ocupacional funcional que aporte un nuevo proyecto de vida más adaptado, eficiente y satisfactorio hacia la autonomía y la independencia.
La intervención en el área de ocio sociorrelacional es prioritaria dado que suele ser donde se inicia y perpetúa el consumo de drogas. Se han de evaluar aspectos positivos y negativos que afectan a las destrezas para la ejecución de la ocupación, realizar intervención sobre las mismas y específicamente sobre daños diagnosticados, haciendo uso de actividades y ocupaciones significativas y propositivas, como medio y como fin.