La evidencia científica disponible deja claro que los tratamientos de primera elección para la depresión son la psicoterapia y la farmacoterapia, sin embargo, hay determinadas iniciativas relacionadascon el estilo de vida que también pueden ser de gran utilidad, como el ejercicio físico, la dieta, el ritmo vigilia-sueño, las actividades al aire libre, el manejo del estrés (sea laboral o de cualquier otro tipo), el apoyo social, el autocuidado y todas las actividades recreativas que puedan ser relajantes, activadoras o divertidas, etc.
En esta obra se recogen y analizan críticamente pruebas en torno a la influencia del estilo de vida en la aparición, el mantenimiento y la recuperación de la depresión. Estas pruebas apuntan a que nuestro estilo de vida está cambiando a un ritmo vertiginoso en los países desarrollados y de una forma que nos hace más vulnerables a la depresión.