Los procesos de cambio, como el ser humano, se encuentran entre la ciencia y el arte, entre la noche y el día, entre la abeja y el alma.
Este magnífico libro nos abre camino hacia una nueva manera de comprender y promover el cambio, que -como el amor- se realiza en la imagen, la metáfora, la invención constante. Es gracias a la imagen y la creación que accedemos al origen de aquello que no podemos nombrar con precisión y logramos hacernos uno con ello.
De manera amena y con una profundidad rica en imágenes, el autor logra conducirnos en el secreto del inconsciente y nos muestra cómo, con un método desarrollado por él mismo, podemos evocar en cuerpo y alma la música, el mar o el bosque de nuestra infancia, es decir, los tejidos de nuestras propias visiones poéticas.