Al itentar acercarnos, teológicamente a las cuestiones ecológicas, tenemos que hacerlo ante todo, con humildad y en confesión de pecados, reconociendo que nosotros, todos como iglesia cristiana y en nuestras acciones individualistas, no siempre hemos hecho lo correcto como mayordomos de esta creación y con demasiada frecuencia, nos hemos dejado llevar por nuestros intereses y comodidad. pero también, estoy totalmente convencido, de que hay en la fe cristiana, sin desvalorizar las aportaciones de otras religiones, todos los recursos necesarios para enfrentar esa crisis ecológica.
Entonces, en afirmación de confianza hago mías, las palabras del teólogo Luis González Carvajal, cuando dice: «Creo que la fe cristiana puede poner su granito de arena en la realización de esa revolución cultural, capaz de resolver la crisis ecológica.