El jefe de la comunidad mapuche donde vive Ailin está preocupado porque la ve triste y cansada. Le sugiere que se vaya sola a un bosque cercano para pedir el consejo de los árboles. Sin embargo, Ailin regresa muy sorprendida porque piensa que ha contagiado su tristeza a los árboles, pues los ha visto llorar.
Su descubrimiento hace que la vida del poblado cambie de forma radical.
¿Por qué pueden llorar los árboles? Pronto lo descubrirás.
Este es un cuento sobre la tristeza