El enorme Diplodocus Ñam ¡SIEMPRE tiene hambre y SIEMPRE quiere comer!
Por más que se pasara el día zampa que te zampa, Ñam nunca conseguía llenar su panzota, ¡era un auténtico tragón! Siempre engullía la comida de los otros dinosaurios, que estaban hambrientos por su culpa, pero. . . ¡ser tan comilón también tiene sus peligros!