Los cuentos son, entre otras muchas cosas, una puerta mágica que se abre a la imaginación y también una de las sendas en las que el tránsito conjunto de adultos y niños conduce a éstos últimos a apropiarse e incorporar, además de la cultura, desarrollos especialmente útiles en nuestra especie: sentimientos, emociones, empatía, costumbres y hábitos de nuestra sociedad, comprensión social y muchos otros de indudable significación humana. Los niños y niñas con desarrollo normal o neurotípico dispone de esta maravillosa herramienta, el cuento, con infinitas posibilidades temáticas y múltiples adaptaciones en función de la edad, el contexto, la finalidad, el sentido, etc.
Los niños con desarrollo normal puede, sin ninguna dificultad, atravesar todas esas puertas y caminar por todas esas sendas de los cuentos. Pero, ¿qué ocurre con los niños que no tienen ese desarrollo típico? ¿Qué ocurre con los niños y niñas con autismo? Niños en los que el alto nivel de abstracción del lenguaje (oral y escrito) se constituye en un obstáculo de difícil solución para sus posibilidades, en los que el procesamiento de secuencias narrativas de acontecimientos, mediante el lenguaje oral y escrito, es un intento vano, constantemente salpicado de vacíos, de coronar la montaña de significación y sentido del cuento.
Estos niños necesitan materiales específicos que, recogiendo la cultura compartida con los demás, se la presenten en un formato adaptado: ilustraciones táctiles, lenguaje de signos, pictogramas, sistemas aumentativos…
Este es el sentido de la colección Pictogramas: ofrecer cuentos o narraciones que, tras una experimentación con los alumnos y las familias a las que van dirigidos, utilizan un lenguaje sencillo y directo, claro y asequible, que explican las palabras difíciles, evitan conceptos abstractos, que se sirven de oraciones cortas e incluyen una sola idea principal en cada oración… Tanto su cuidado diseño como la letra empleada y el número de páginas buscan asimismo la adecuación a estos lectores noveles