Si nos pusiéramos en la mente y en el corazón de un niño o una niña en una escuela como la que soñamos los educadores y educadoras que hemos realizado este libro, seguro que diría algo parecido a esto:
– Mi colegio abre muchas puertas. Por eso nos enseñan a usar muchas llaves.
Con la llave del talento abrimos la puerta de nuestra imaginación y nuestras capacidades, y hacemos muchas cosas originales y novedosas. Empezamos a dibujar nuestro futuro personal y profesional, jugamos a ser mayores.
Con la llave del corazón abrimos la puerta de nuestros sentimientos, nos emocionamos con lo que hacemos, disfrutamos aprendiendo juntos. Aprendemos cómo se llaman las emociones, por qué suceden y cómo nos pueden ayudar.
Con la llave del diálogo abrimos la puerta de la comunicación positiva, nos entendemos mejor, cooperamos más y aprendemos a resolver conflictos. Descubrimos que podemos pensar juntos y lograr todo lo que nos propongamos si nos comunicamos eficazmente.
Con la llave de la solidaridad abrimos la puerta de la esperanza y soñamos un mundo mejor para todos. Nos acordamos de los niños y niñas que no tienen escuela, que no tienen familia o que sufren desnutrición, y hacemos proyectos para ayudarles.
Con la llave del aprendizaje abrimos la puerta del conocimiento, pero no se trata de saber por saber, sino de saber para aplicarlo a un montón de situaciones. Es emocionante darse cuenta de cómo aprendemos y cómo utilizamos nuestro pensamiento.
Mi colegio abre muchas puertas, ¿y el tuyo?