APRENDER JUGANDO CON LA NATURALEZA

Educación, mágica palabra que engloba la evolución social y cultural de los individuos, la forma de vida de los pueblos, el adelanto de las naciones y el mejor patrimonio de la especie humana.
El hombre como ser sociable, encuentra en la naturaleza el gran libro del educador abierto para todos.Por eso, fundir y plasmar al mismo tiempo el aprender tomando conocimiento en grupos sociales, con juegos en ambientes gratos, compartiendo elementos familiares, escolares o amistades entre seres de diferente edades, en un clima lúdico donde prima el afecto entre todos, me ha perecido sumamente interesante y de un valor pedagógico; señalando la importancia y originalidad de poder abordarlo desde el juego.
En este libro, la autora trata de vincular al niño con el mundo exterior a través de los sentidos, con límites de espacio y tiempo, abarcando a la naturaleza como un todo donde el hombre es parte de ella. Invita a los chicos a pensar, a buscar la verdad que logran descubrir usando la inteligencia, al mismo tiempo que se asignan al espíaritu los valores morales imprescindibles de la convivencia social y de la competencia leal, desde la alegría del jugar.
En las distintas experiencias lúdicas que contiene el libro, se propone concentrar la atención del niño; se le permite observar con penetración y cuidado; se lo promueve la búsqueda del conocimiento reduciéndole los asuntos complejos a sus elementos; se le ayuda a descubrir las diferencias menores; se le enseña a leer el porvenir en el presente y se lo eleva de los hechos particulares a las leyes generales y a las verdades universales. Se le ofrece una educación imparcial y desinteresada practicando el respeto al prójimo y a la naturaleza en general, destacando el valor de no alterarla.
Se enseña que no importa ganar en el juego, sino competir sanamente disfrutando todos. Importa llegar a la verdad, a la adquisición de la fuerza del pensamiento, a la toma de decisiones propias y al trabajo colectivo.
Además une a padres e hijos, a educadores y alumnos, forma grupos humanos y afectos limpios en una búsqueda conjunta del verdadero conocimiento, despertando el sentimiento de la belleza, facilitando la expresión corporal de las ideas y de las conclusiones.
Pero, por sobre todas las cosas, este pequeño gran libro trasunta amor a la niñez, a la docencia y a la naturaleza. Y esto, en una época tan materialista como la que vivimos, es mucho decir y dará a quien lo lea para jugarlo, la esperanza de un futuro mejor.