“Yo fui la primera enferma de anorexia diagnosticada en el país. Y no tuve la suerte de que alguien que supiera pudiera escribirme una carta como ésta. En aquel momento, una nube oscura de ignorancia se extendía sobre la enfermedad, y puede decirse, sin exagerar, que nadie sabía nada.
Pero mucha agua ha corrido bajo los puentes desde entonces. Afortunadamente. Y mucho se trabajó en despejar las nubes que separaban la enfermedad de la recuperación.
Y hoy estoy en condiciones de decirte: aquí está mi mano tendida. Aférrate a ella. Te mostraré el camino. Porque ahora existe un camino…” Con estas palabras María Cristina Mariani comienza uno de los libros más conmovedores que pudieran escribirse. Invitamos al lector a asomarse al infierno de la anorexia, una terrible enfermedad de cuyas consecuencias nadie está definitivamente exento, pero sabiendo de antemano que hay salida, que hay regreso. Y que la verdadera enfermedad —en todo— es la ignorancia.