La ciencia (scientia) es el acopio de conocimientos obtenidos mediante métodos (methodus) aceptados y garantes de su veracidad. Al añadir el prefijo neuro- (nervio = cerebro), neurociencia, se convierte en el campo disciplinar centrado en el estudio del cerebro, que surge hacia finales de siglo xix, a partir de los hallazgos científicos del reconocido médico Santiago Ramón y Cajal.
Un siglo después se expande en pleno neuroboom, neurofilia o década del cerebro (1990-2000) y nacen nuevas disciplinas que se nutren de ella. Entre ellas, la neuroeducación, concebida de manos del profesor Gerhard Preiss (1988) como la aplicación de los conocimientos de su matriz (la neurociencia) al campo de la educación. Se convierte así en la esperanza y promesa para el avance y logro del objetivo de desarrollo sostenible número 4 de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas: garantizar una educación de calidad. Sin embargo, el fenómeno de los neuromitos (mythos = cuento), que el neurocirujano Alan Crockard acuñó en 1986 y que el profesor John T. Bruer, en 1997, detectó en el terreno educativo, constituye una amenaza para alcanzar este fin. Se definen como sesgos, errores y falacias sobre el cerebro llevados al campo educativo, derivados de la deficiente interpretación/comunicación de la neurociencia y su deseo precipitado de aplicación.
Este libro identifica estos neuromitos en contextos plurales mediante una escala actualizada y validada, según los postulados de la ciencia, y ofrece pautas para superarlos con el fin de que la neuroeducación sea ciencia y no ficción para la educación y, por ende, la pedagogía del futuro. Su valor para instituciones formativas, colectivos de docentes y estudiantes en formación para la docencia es incalculable e ineludible.